La dirección del Colegio Carampangue de Talagante comenzó a observar que los alumnos estaban realizando otro tipo de demanda a los profesores. Buscaban un apoyo más constante en torno a sus experiencias y emociones. Esto motivó al colegio a crear un taller de crecimiento personal, liderado por la psicóloga y ex-aluma María Luisa del Campo. Hasta allí llegaron los alumnos y alumnas con su mundo interior. Un grupo de niñas quiso hablar de la muerte.
María Luisa dice que en la universidad uno aprende la teoría, pero que conectarse emocionalmente con el otro, sólo se aprende a través de la experiencia, en el compartir el sufrimiento con la persona que tienes frente de ti. Allí estaban las alumnas de Octavo. LLegaron al taller queriendo hablar de la muerte de una amiga:
"Hacía dos años se que se había muerto una compañera, a los 11 años. Era una niña muy líder, con muchas amigas.Tenía cáncer, pero le hicieron un trasplante, lo que dio muchas esperanzas. Lamentablemente su cuerpo rechazó el trasplante, por lo que su muerte fue muy de improviso. En el taller de crecimiento personal las niñitas del curso se me acercaron para hablar del tema de la muerte.
Se desarrollouna actividad para enfrentar este evento tan doloroso para los alumnos:
- Que describan cada uno cómo lo vivió: la sucesión de los hechos, incluyendodetalles que les fueran significativos.
- Que contaran cuáles eran sus emociones: ¿qué sintieron con su muerte?
- Que cada una profundizara en el tema de la muerte: ¿qué le pasa a ella?¿cuánto susto tiene de morirse? ¿o de que se mueran los papás? (a esa edad (11-13 años) todavía tienen una especie de pensamiento mágico para entender la muerte).
- Finalmente hablamos de lo que cada una había aprendido con la muerte de la Claudia: ¿qué recuerdan de su amiga?¿que de ella queda en nosotros?
En general las niñas tenían reflexiones parecidas:gozar la vida, disfrutar con las cosas más pequeñas, atreverse a decir las cosas que correspondenen el momento oportuno.
El taller se realizó con todas las niñas del curso y después hablé de manera individual con las que sentían la necesidad de seguir profundizando en el tema. Algunas todavía tenían pesadillas, no habían terminado de vivir su duelo. En esa edad que se te muera un par rompe la lógica de la vida, de lo que es el ciclo vital de un ser humano. No es lo mismo que se te muera un abuelo, puede morir un papá. Pero la muerte de un compañero de curso los deja con grandes temores frentea la propia vida.
Y el mundo adulto nos les deja un espacio para poder contenerlas en ese momento. Yo siento que cada vez se van perdiendo más los espacios en que los niños pueden hablar de lo que sienten. Tienen a su grupo de pares, pero no les basta. Ellas sentían que en general, los adultos no les querían hablar cuando preguntaban, porque las veían tan niñitas. Ellas querían hablar del tema de la muerte, pero nadie les daba espacio, porque creen que hablar más del tema va a hacerles peor. Es una aprehensión muy natural. Pero es mentira, no les sirve para realizar un adecuado duelo.
En cualquier situación traumática (muerte, abuso sexual) lo más importante es poder hablarlo. Incluso con los detalles más fuertes. La gente cree que eso es lo que le está haciendo sufrir más, perolo que la persona necesita es abrir esa herida.
Verbalizar te ordena. Te va haciendo que vayas agarrando un hilo conductor y que vayas procesando la información, poniéndole nombre a las emociones y sensaciones que tenías inconexas. El otro puede ayudar haciendo preguntas y escuchando. Así la niña puede mostrarse, apoyándose en ti, porque alguien le escucha, aunque no le vaya a solucionar el problema, se contiene en un otro. Le permite sentirse validada porque le están acompañando en momento de pena y siente que va a poder contar con él en esos momentos, que va a poder compartir desde los dolores de la vida.
Además es importante compatir lo que se siente a esa edad, donde los adolescentes apenas se saludan. Para ellas poder saber lo que la otra sentía fue muy reconfortante. En ese momento los mundo estánseparados, una es taquillera, la otra es más gansa. Por eso esimportante darse cuenta de que, a pesar de las diferencias, "ella también tiene algo que mostrarme". Reírse por la ropa de la otra no tiene sentido, porque tienen un vínculo mucho más potente, que viene del mundo de los afectos, de conocer lo que el otro sintió. Comienza una unión en función de haber hablado de esa herida común.
Yo les insté a hablar y a escuchar. Escuchar como grupo cambia completamente la dinámica. Conocer lo que el otro siente te acerca a él. Es entrar como al alma humana, a sus dolores y alegrías. Hablamos de que generalemente uno se va protegiendo y se va quedando sola. Yo les decía que ese dolor se iba convirtiendo en una gran mochila, y que llega unminuto en que no aguantamos más y debemosabrir la mochila. Es el momento en que uno tiene que hacerse cargo de ese peso, es autocuidado. Y una de las cosas que ayuda mucho a abrir la mochilaes crear comunidad con los otros. El curso puede llegar a ser esa comunidad, donde comunicarte con confianza y libertad.
Por otro lado es muy sano llorar en común. En una ocasión, en el taller, todo el grupo lloró y los demás me preguntaron: "¿Qué embarrada quedó?¿qué hiciste?" Nada, mo pasó nada. En el llorar juntos está el verdadero encuentro que brinda consuelo en el desconsuelo".
Recomendación de María Luisa:"Ver la película El Gran pez de Tim Burton. Por cómo trata el tema de la muerte. Su simbología sirve para perderle el miedo y para entender cómo trascendemos en los que están en ti".